Telling Lies (2019)

Sam Barlow sigue la línea ya marcada en su anterior juego, “Her Story”, repitiendo la misma mecánica básica. Esto quiere decir que de nuevo tenemos una extensa base de datos con decenas de vídeos, todos ellos de grabaciones de imagen real. Para acceder a ellos contamos con un buscador por palabras que se pronuncian en ellos. La clave está en que existe la limitación de que si la palabra buscada se repite en varios, solo se mostrarán los 5 vídeos más antiguos. De esta forma, las grabaciones más recientes son más inaccesibles y difíciles de encontrar. Conforme veamos vídeos, estos nos darán pistas, es decir, palabras clave, para encontrar otros, y así poco a poco, saltando entre distintos momentos, ir completando en nuestra mente una gran trama.
La novedad de “Telling Lies” con respecto a “Her Story” es que ahora en los vídeos veremos a varios personajes, resultando en una historia mucho más compleja. Además, si en el anterior juego las grabaciones eran de interrogatorios policiales, en esta ocasión se trata de grabaciones personales, la mayoría videollamadas entre los distintos personajes de esta historia. La particularidad de esto es que si se trata de una comunicación entre dos personajes, cada una de las partes contará con su propia grabación independiente en la que no podremos ni ver ni oír la otra. Esto se vuelve una novedad fundamental, porque abre la mecánica básica del juego de simplemente detectar palabras clave en la grabación, a también deducir cuales son esas palabras clave del otro interlocutor en una grabación a la que aún no hemos podido acceder.
Dada la naturaleza del juego, que consiste en que el jugador descubra la historia que oculta, mi recomendación es jugarlo sin saber absolutamente nada del argumento. Sin desvelar nada de él, puedo decir que no defrauda, y que en él encontraremos intriga, drama, tensión, amor y, como su título ya nos adelanta, muchas mentiras.
Sobre el guion, me parece admirable el trabajo para controlar una narración que cada jugador vivirá de una forma desordenada, con saltos continuos, pero según su propia elección. Las palabras clave presentes en los diálogos crean innumerables rutas, pero todas ellas nos desvelarán la nueva información de forma muy medida. Una forma de lograr esto es que todos los vídeos aportan algo, alguna sorpresa, alguna revelación, da igual si son los primeros vídeos, los últimos, o los de en medio. Los diálogos también están pensados al milímetro para que los momentos cumbre solo estén disponibles una vez el jugador ha descubierto el grueso de la historia.
Sea cual sea la ruta de nuestra partida, será inevitable que saltaremos continuamente entre distintos momentos de la vida de los personajes. Por estos saltos, tendremos muy presente el contraste de cada personaje en distintos momentos de la trama. Descubriremos personajes complejos que pasarán por distintas situaciones, los veremos cambiar y evolucionar.
Debo destacar el trabajo extraordinario de los actores para dar vida a estos personajes. La ingente cantidad de líneas de diálogos con las que cuenta el argumento se traducen en horas de actuaciones. En ellas, y por cual es la base del juego, ningún actor puede salirse del guion ni tiene espacio para la improvisación. A eso se suma la dificultad de que cada uno de los vídeos es una grabación sin cortes y cuya duración puede oscilar entre menos de un minuto, hasta llegar casi hasta los 10.
El trabajo de los actores se vuelve fundamental para hacernos empatizar con los personajes. Porque después de tantas horas recibiendo sus miradas directamente, los personajes terminan por crear un vínculo con el jugador. La sensación es de estar realmente espiando esas vidas ajenas, de conocerlos profundamente. Puede decirse que a la vez que el jugador va indagando en la historia, completándola con cada grabación como si fueran piezas de un puzzle, también va construyendo en su mente la personalidad de los personajes.
Para hacernos sentir como un auténtico investigador, el juego nos prepara una inmersión muy conseguida. En el juego tendremos una interface de un escritorio de ordenador, desde donde acceder al buscador de los vídeos. Sobre la pantalla podremos ver el reflejo de la investigadora a la que encarnamos, como ya ocurría en “Her Story”. Si, básicamente estamos ante lo mismo, pero con un mejor acabado en todos los aspectos. Si aquel tenía aspecto de ordenador de los noventa, este catapulta la calidad hasta la época actual. Además la interface nos permitirá pausar vídeos y, avanzar o retrocederlos rápidamente, marcarlos o tagearlos, y seleccionar palabras de los subtítulos para hacer búsquedas rápidas. Personalmente solo he echado en falta una barra de progreso con la que desplazarnos al punto deseado, sobre todo para moverlos al principio. Porque los vídeos empiezan a reproducirse donde se nombra la palabra buscada, y lo normal, si es la primera vez que los vemos, es querer verlos al completo desde el principio, por lo que tendremos el inconveniente de tener que rebobinar.
En esta interface también tendremos acceso a un editor de texto para tomar notas. Es muy simple y limitado, pero al menos ha conseguido que en esta ocasión haya prescindido de tomar notas en papel.
En cuanto a la inmersión, una decisión que debió ser muy meditada es el uso de la música extradiegética, es decir, la que no pertenece a los vídeos ni al propio universo del juego. Está claro que esto sirve para enfatizar ciertos momentos, pero rompe en cierta forma la magia del juego y su conseguida inmersión.
Por su naturaleza más cercana a otros medios audiovisuales, y por estar hecho con grabaciones de personas reales, creo que tanto “Her Story” como este juego tienen el potencial de poder atraer al medio a personas que en principio no están muy interesadas en los videojuegos. Estoy seguro que “Telling Lies” puede enganchar a cualquiera que busque una buena historia de intriga, y tenga un espíritu de investigador, o al menos voyeur . Después de ver varios vídeos le será inevitable seguir viendo otros, hasta querer saberlo todo. Aunque también creo que la cantidad de vídeos puede llegar a hacerse abrumador si el jugador no sabe controlarse. Como ya pasaba en “Her Story”, el juego nos muestra los créditos finales mucho antes de haber visto todos los vídeos. Creo que la decisión de hacer esto tiene que ver con el agotamiento que sufre la fórmula en su tramo final. Eso es lo que me ha pasado a mí. Después de ver ese primer final, me decidí a desvelar todos los vídeos. Los siguientes siguen resultando fáciles de conseguir, y aún me quedaban muchos secretos de la historia por descubrir. En ese tramo la impresión era que no era necesario indagar demasiado para avanzar. Después pasé poco a poco a la última fase en la que descubrir los últimos vídeos se vuelve un proceso muy pesado. Cada vez se hace más complicado encontrar los vídeos que van faltando, rebuscando por las pocas piezas que quedan, y lo peor con todo el argumento ya revelado. Para conseguirlo hay que explorar algunos vídeos concienzudamente para encontrar esos términos extraños que ya poco tienen que ver con la trama. Para entonces la sensación es que nuestra labor de investigador era solo una ilusión, que se rompe cuando me encontré buscando todo lo nombrado.
Lo que no ha conseguido esa sensación del final es quitarme la idea de que esta es una forma extraordinariamente original de contar una historia. Más allá de que el propio argumento engancha (mérito que personalmente repartiría entre el guion y los actores), al ser una narración fragmentada, y elegible por el jugador, nos encontramos con que para conocer la historia cada jugador puede tomar su propio camino, descubrir cada uno sus secretos en distinto orden, siendo todos ellos igualmente válidos e interesantes. Esa es la gran aportación de Sam Barlow, ya no solo al medio, si no al conjunto de maneras de contar historias que hemos ideado los seres humanos.
Desarrollador: Sam Barlow, Furious Bee Guión: Sam Barlow, Amelia Gray Música: Nainita Desai Intérpretes: Logan Marshall-Green, Alexandra Shipp, Kerry Bishé, Angela Sarafyan, Vivien Lyra Blair, Reed Diamond, James Scully, Terry Walters, Thurston Hill, Joe Adler, Benny Mora, Joseph D. Reitman, Jonathan Medina, Richard Wharton, Mandy Levin, Katie Michels, Ashley Rideaux, Maahra Hill
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