Braid (2008)

Hace poco una publicación de papel se preguntaba si la vuelta a los clásicos es signo de madurez. Puede ser. Aunque yo más que maduro me siento viejo. Soy como ese viejo que anda contando batallitas, argumentando que en los viejos tiempos todo era mejor y solo veo lo malo de lo actual. Me he vuelto absurdamente critico con cada videojuego que sale al mercado. Pero, ¿Qué es un clásico? Digno de imitación, obra modelo, que no pasa de moda, que pasa a la historia por su calidad... No sé si Braid es un clásico pero tiene aspecto de ello.

Braid es una pequeña joya atemporal, llena de referencias al pasado de los videojuegos, pero que los reinventa de una manera genial. Sus gráficos de una bidimensionalidad impoluta son solo la cara del espíritu que esconde. Ese espíritu que muy pocos tienen. Porque “Braid” es una colección de puzzles que juegan con el concepto del tiempo como nunca se había visto, explotando su mecánica de juego hasta agotar todas las vías. El refinamiento de Braid solo es comparable a la satisfacción de resolver una fase en la que nos habíamos atascado. Se le puede achacar su corta duración, pero cambiando el punto de vista, se puede elogiar el no caer en la repetición facilona que es a lo que nos tienen acostumbrados otros con más renombre. Técnicamente su jugabilidad podría haber existido hace décadas, pero “Braid” cambia los elementos de juego en tantos aspectos que al recordarlos en otros observas que son vicios adquiridos que se creía que nunca desaparecerían, esta es su mayor virtud. Gracias a “Braid” soy un viejo que ha viajado al pasado para volver a divertirme.

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Estados Unidos | 2008 | Videojuego |