Fallout: New Vegas (2010)

Después de dos entregas clásicas en 2 dimensiones desarrolladas por Black Isle Studios, el rol postnuclear de “Fallout” saltó de forma exitosa a la tercera dimensión gracias a que la franquicia pasó a manos de Bethesda, conocida por su propia serie de rol, “The Elder Scrolls”. Después de esa tercera entrega, Bethesda encarga a Obsidian, un estudio formado por ex integrantes de la antigua Black Isle, la creación de una nueva entrega, este “Fallout: New Vegas”.
Lo primero que hay que dejar claro, es que al contrario de lo que simples capturas puedan hacer suponer, “Fallout: New Vegas” no es un shooter. Y aunque tenga puntualmente esa mecánica, muy al contrario, este juego es un juego de rol de pleno derecho, como los típicos de perspectiva isométrica, como aquellas dos primeras entregas, pero en el que lo vemos todo desde la perspectiva del protagonista. Aquí encontramos la profundidad de un juego de rol clásico, con subidas de nivel, y una gran cantidad de variables y estadísticas. Ya en su inicio, el juego nos plantea una inteligente asignación de puntos para crear nuestro personaje. Tendremos desde las típicas de fuerza, defensa, uso de armas, o sigilo, hasta otras más particulares de este juego, como conversación, ciencia o medicina. Muy importante, en el juego todas ellas son útiles y válidas. Eso sí, luego durante el juego influirán en nuestra manera de afrontar las misiones que encontraremos. Es verdad que el juego también tiene partes de acción en las que podremos disparar como en un shooter. Pero aún ahí, “New Vegas” también abre la posibilidad de tener unos enfrentamientos más tácticos con, por ejemplo, un ataque que pausa la acción para que elijamos a qué enemigos atacar y en qué parte del cuerpo.
Como anteriores entregas, el título se ambienta en unos postapocalípticos Estados Unidos en los que una nueva civilización intenta abrirse paso sobre los escombros de la antigua, y en los que conviven muchos elementos, como tecnología retro futurista, referencias culturales a los años 50, o una nueva flora y fauna postnuclear, incluso seres humanos mutados. Como en las dos primeras entregas, este “New Vegas” nos lleva a la costa oeste, más en concreto a la refundada ciudad del pecado al que refiere su título, y una buena extensión del desierto de Mojave que la rodea. Un mundo postnuclear lleno de peligros… y de pirados. En ese entorno encontraremos como distintas facciones conviven y se disputan el poder, y cómo esas sociedades presentan ideales muy variados, algunas tomando una visión grotescas de lo que había antes, otras proponiendo nuevos y extremos principios.
Una de las grandes virtudes de “New Vegas” es ayudarse de esa base tan rica y sólida sobre la que está construido para envolver al jugador en su mundo. Y es que la inmersión es clave en este título. Es algo que ya de primeras se aprecia en el menú del juego, que se integra en el juego como un artilugio que llevamos en el brazo. La ambientación también está cuidada en cuanto al comportamiento de los NPCs. En nuestro viaje iremos conociendo la compleja estructura de personajes y relaciones que pueblan el Mojave. Cada personaje se siente vivo, cada uno tiene una vida, unas rutinas, un trabajo, por ejemplo, tienen un lugar en el que dormir. Aunque luego ocurren cosas tan estúpidas como que nos colamos en su casa para despertarlos en plena noche para tener una conversación y como modélicos NPCs nos contestarán con educación, como si nada. Ese es solo un pequeño ejemplo de lo defectuoso que puede llegar a ser “Fallout” si se le empieza a forzar. Defectos, sin embargo, a los que logra sobrevivir a poco que nos esforcemos en entender estas concesiones al realismo. El juego consigue dar la impresión de que esos personajes no están ahí esperando que aparezcas para dar sentido a su existencia. Más allá de eso, tienen su propia labor en el mundo del juego, un trasfondo, un pasado que nos ayuda a entender mejor cómo es la vida en el yermo, y también un futuro en el que probablemente podremos influir.
Y es que, del mismo modo que pasear por el yermo es sinónimo de ir descubriendo sitios interesantes que invitan a ser explorados, lugares que cuentan historias, allí también encontraremos personajes con historias sobre las que también querremos indagar, saber más. Historias del postnuclear Mojave, muchas sorprendentes, algunas escalofriantes que nos llevarán a conocer lo peor del ser humano, y otras histriónicas o divertidas… pero todas genialmente escritas, e ideales para reflexionar sobre el poder, la justicia, el deber, el honor… Gracias a ello me he vuelto adicto a ir completando misiones, conocer más sobre el mundo del juego, y las vidas de sus habitantes, y vivir y decidir sobre el devenir de esas historias.
Para conseguir esa gran inmersión, a “New Vegas” no le basta con exponer un mundo interesante y creíble, también es imprescindible que nos otorgue libertad. Libertad para ir donde queramos, pero también libertad para interactuar con el mundo o completar misiones como queramos. Ahí entran en juegos el puñado de estadísticas que conforman nuestro personaje, y que nos permitirán interactuar de distintas formas en las tramas que se nos presentan, y las que nos abren múltiples posibilidades. Si por ejemplo necesitamos conseguir un objeto que tiene un personaje, podremos robárselo a escondidas, o podremos matarlo para quitárselo, o convencerlo amigablemente para que nos lo dé, o engañarlo, o extorsionarlo encontrando información que lo comprometa, y así un largo etcétera en cada tarea que tengamos que cumplir. Además esas decisiones influyen en la narración del juego, la van moldeando, para que cada jugador logre forjar su propio camino en este inhóspito futuro del ser humano. Hasta tal punto llega esa libertad, que podemos matar a cualquier NPC y la aventura seguirá su curso.
Para rematar todo esto, nuestras decisiones no sólo afectan a los personajes con los que interactuamos directamente. En cambio, nuestros actos resonarán por todo el Mojave. En este juego todo está conectado, y el mundo del juego evoluciona con nuestras decisiones, con lo que hacemos o no hacemos, afectan a nuestra reputación, determinará cómo nos ven todos los personajes y todas las facciones. Esto hace que el juego se sienta aún más vivo, que nos sintamos protagonistas de aventuras, de guerra entre clanes, involucrarnos en el mundo del juego para convertirnos en un héroe adorado o un villano temible.
En este sentido es importante reseñar que el juego se esfuerza en no mostrar las decisiones como buenas o malas, y que en su mundo no existen ni buenos ni malos. Todo el juego está bañado por una neblina de moralidad gracias a la que podremos interpretar el papel que quedamos sin miedo a no hacerlo bien, porque no hay un guion para quien queremos ser en el Mojave.
Centrándonos en lo técnico, “Fallout: New Vegas” no hace más que reutilizar el motor gráfico de “Fallout 3”, dando un apartado gráfico simplemente práctico para sustentar la inmersión, con esas texturas sucias que ambientan a la perfección el juego, y esas caras creepies para los personajes, que son un clásico de juegos tan masivos como este. Donde sí asombra el apartado gráfico es en su escalabilidad. El juego puede mostrarnos una gran extensión de terreno, con montañas, y edificios visitables, pero también es capaz de mostrar pequeñas estancias repletas de objetos muchos de ellos interactuables. También merece mención el uso de la música en el juego. Por un lado tenemos la música diegética, es decir, la que reproducen las radios del juego que da un aire a años 50, y la extradiegética, que es mucho más peliculera, y también queda genial para enfatizar las partes de acción, o terror, que tiene el juego.
Por último, es de agradecer el doblaje al español. En un juego tan grande, tan enfocado a la narración y con tantos personajes como este, es inevitable que se repitan muchísimas voces. Pero el doblaje me parece extraordinario, con actuaciones más que correctas y muchas expresiones adaptadas perfectamente al español.
En una generación en la que los videojuegos abrazan definitivamente un modelo cinematográfico para contar historias, “Fallout: New Vegas” apuesta por ir más allá y contar historias como no sería capaz ningún otro medio. Porque este juego es puro rol. Un rol para para hacernos sentir libres, para que nos envuelva su mundo, para invitarnos a perdernos en lugares, descubrir historias y vivir aventuras. En definitiva, un rol para ser disfrutado mientras actuamos como queramos. Y todo esto gracias a un conglomerado de elementos y sistemas que conviven e interaccionan: enemigos, objetos, misiones, personajes, facciones, el guion... Lo que más asombra es que todo esto funcione sin que todo se desmorone.
Desarrollador: Obsidian Guión: John Gonzalez, Chris Avellone, Eric Fenstermaker, Travis Stout Música: Inon Zur Intérpretes: Matthew Perry, Wayne Newton, Kris Kristofferson, Ron Perlman, Zachary Levi, William Sadler, Rene Auberjonois, Michael Dorn, Danny Trejo, John Doman, Felicia Day, David Foley, Rob Corddry, Michael Hogan, Alex Rocco, Ian Gregory, James Horan, Kirsten Potter
Estados Unidos | 2010 | 109 horas | Videojuego | Acción | RPG | Action RPG | Simulador inmersivo | Mundo abierto | Shooter en primera persona | Shooter | Vista en primera persona | Gráficos 3D | AAA |