Wonder Boy III: The Dragon's Trap (1989)

Wonder Boy III: The Dragon's Trap (1989)

Es curiosa la historia de la saga “Wonder Boy”. Como un arcade de plataformas de avance casi automático, después de una disputa legal por sus derechos terminó provocando que la parte de la franquicia en manos de Sega diera como fruto juegos de plataforma y acción de desarrollo no lineal, con “Wonder Boy III: The Dragon's Trap” como punto de inflexión. Es por ello que a día de hoy el juego de Master System sea considerado uno de los títulos fundacionales del género, que sentó alguna de sus bases e inspiró a alguno de los grandes metroidvania que lo siguieron.

Para comprender mejor esto hay que entender el panorama del género en el momento en el que fue concebido, y qué propuso diferente. A diferencia del obtuso e intrincado primer “Metroid”, o el muy difícil “Zelda 2”, “The Dragon's Trap” es un juego mucho más accesible, fácil de jugar y comprender. Ya solo a primera vista, el juego brilla por la sencillez de sus gráficos y también de su control. Aunque en este apartado el juego presenta una extraña inercia del personaje, que resbala al parar y le cuesta arrancar, cómo si estuviera sobre hielo. Quizás una herencia de los “Wonder Boy” que le precedieron. En ese sentido, solo es cuestión de tiempo acostumbrarse. Aparte de eso, un botón para saltar y otro para atacar, pulsando arriba y botón de ataque gastaremos nuestro ataque especial, e inspirado por “Zelda 2”, al quedarnos quietos de cara al enemigo nos protegeremos con el escudo.

Eso sí, tenemos el inconveniente de que para llegar al menú, imprescindible para cambiar el equipo y el ataque especial, hay que pausar el juego. Recordar que la Master System tenía el botón de pausa en la propia consola, no en el mando. Aunque por suerte el juego nos facilita esta pausa si contamos con segundo pad.

Hasta aquí nada muy distinto que cualquier otro plataformas de acción. Donde “The Dragon's Trap” empieza a añadir complejidad es al proponer un juego en el que no empezamos desde el principio cada vez que nos sentamos a jugar. Para guardar partida tenemos los preciados passwords que guardan completamente nuestro progreso. Aunque también hay que mencionar que tras morir no perdemos el dinero ni el equipo conseguido.

Después está la cuestión de que es un juego no lineal, es decir, que al contrario que la norma de la época no solo hay que avanzar hacia la derecha. En el juego hay que buscar objetos y llaves, volver sobre nuestros pasos para avanzar por otros lugares. Pese a esto, la estructura de su mundo es bastante simple. Existe una zona central que se bifurca en las distintas zonas, estas sí, bastante lineales. El resultado es un mapeado muy sencillo de comprender.

Y desde el punto de vista de metroidvania el juego tiene sus peculiaridades. A diferencia de otros juegos donde vamos sumando habilidades, en “The Dragon's Trap” lo que se nos permite es tomar distintas formas, cada una con sus habilidades propias, lo que nos abre pero también cierra caminos. Un matiz importante que no he visto explotado en la reciente ola indie del género. A esto hay que sumar pequeños toques de RPG, al contar con tiendas en las que comprar nuevo equipo con el que cambiar las estadísticas de nuestro personaje o adquirir alguna habilidad sorpresa.

Considerado como uno de los mejores juegos del catalogo de la mítica Master System, este “Wonder Boy III” es un juego que lamentablemente se me resistió de niño y no conseguí acabarlo. Creo que eso de ser un juego de desarrollo no lineal se me hizo un lío y en cierto punto no encontré por donde avanzar. Ya de mayor lo he visto incluso demasiado sencillo.

Es por eso que el punto más flojo que resalta hoy día es que la exploración, aunque importante, pasa a un segundo plano prácticamente todo el tiempo, y el juego se centra casi al completo en avanzar matando enemigos. Ni siquiera las plataformas consiguen eclipsar mínimamente los combates. Además, estos son muy simples, incluso los jefes finales. Con un poco de paciencia es fácil memorizar sus ataques e ir acabando con los enemigos. Solo es necesario tener un mínimo de cuidado para avanzar sin recibir daño por un área. Si nos cuesta un poco alguna zona, el juego baja la dificultad de forma natural porque con el tiempo terminaremos ahorrando para conseguir mejor equipo.

Hay que reconocerle el mérito a “Wonder Boy III: The Dragon's Trap” de atreverse a proponer un juego de este estilo a finales de los 80, de plataformas pero en el que hay que avanzar partida a partida, no cómo la mayoría de su época. Además, sin perder la esencia de los juegos de la Master, siendo en apariencia un plataformas de cielos azules, con esos gráficos tan luminosos y coloridos que era capaz de mostrar la consola. Un juego no lineal pero conservando la simplicidad de los juegos de aquellos años. Una muestra muy especial del gran catálogo infantil y para iniciarse en eso de los videojuegos con el que contaba, y cuenta, la 8 bits de Sega.

Desarrollador: Westone Música: Shinichi Sakamoto

JapónJapón | 1989 | Videojuego |